Empezar un negocio es una actividad emocionante, desafiante y que nos llena de nervios porque no estamos seguros de nuestras capacidades. Vender, comprar, hacer cuentas, pagar, cobrar, pautar, entregar, llamar son solo algunas de las tareas que nos va a tocar hacer cada día, entre muchas otras.
Cuando ya hemos avanzado un poco, conseguido nuestro primer cliente y entregado nuestro primer servicio o producto, creemos que lo hemos logrado, que hemos resuelto el enigma y que lo que nos diga cualquier estadística de que el 90% de los negocios cierran en el primer año, no es para nosotros. Y aquí empieza nuestra terquedad a hacernos continuar pero no nos deja avanzar. La consigna es mantener el negocio vivo solo para demostrar a los otros que somos diferentes y capaces.
Mantener un negocio vivo sí requiere de mucho esfuerzo, pero no podemos quedarnos en el pensamiento de únicamente mantenerlo, de intentar sacar algo de dinero, de “no pain no gain” y del “ahí vamos”. Esto es necesario y siempre será un paso obligatorio, pero no te quedes en este paso, el negocio no debe apenas sobrevivir, hay que buscar llevarlo al siguiente paso y no dejarlo en una empresa de subsistencia, que nos haga sufrir todos los días. Profesionalizar tu empresa es un paso que hay que dar, hay que buscarlo, forzarlo y hacer que ese bebé que es un emprendimiento se pueda mantener un poco más sin tu presencia.
Crear bases de clientes, automatizar procesos, crear manuales de procedimientos, son algunas de las acciones que se pueden hacer en pro de buscar que se tenga un manejo más de empresa y no de rebusque. Si en tu emprendimiento hay un paso a paso sobre cómo prospectar y cómo cerrar una venta, no tendrás que estar gastando tanta energía en esta acción que puedes llegar a ejecutar decenas de veces en una semana.
Un emprendedor se caracteriza por comenzar y hacer múltiples tareas, muchas simultáneamente, muchas sin motivo claro y otras innecesarias, y esto claramente no es el camino que queremos seguir cuando comenzamos y pasa a ser un circulo vicioso del cual es dificil salir, al tiempo que se mezcla con la mal llamada productividad, cuando intentamos estar ocupados todo el tiempo para creer que somos productivos. Hacer, hacer y hacer no es el camino.
“No se trata solo de comenzar, sino de continuar”
Si todos los días debes hacer lo mismo para conseguir leads, hacer ventas, llevar la contabilidad o incluso pensar un tipo de negocio diferente, estás siendo rebuscador y no emprendedor. Un emprendedor también se rebusca, pero con sentido y con una visión a largo plazo, para el día de mañana seguir avanzando y enfocarse en otros aspectos, o no trabajar más y recibir los frutos de su arduo trabajo. Quien solo se dedica a rebuscar, busca generar cualquier ingreso ese día para al otro volver a hacer lo mismo.
La lógica usada en la tecnología fue diseñada a partir de procesos repetitivos que como seres humanos hemos hecho a lo largo de la historia y que seguiremos haciendo por el resto de nuestros vidas. Esto se aplica a conceptos indispensables como cocinar y comer a través de las aplicaciones de domicilios, como a procesos de ventas y relaciones con el cliente a través de los CRM (Customer Relationship Management ó Gestión de las relaciones con clientes), y lo que se busca con esto no es más que darnos tiempo para acciones más intangibles como las relaciones interpersonales o procesos de creación e innovación.
El paso a seguir es volver a la misión de tu negocio, revisar su situación actual y comenzar a informarte sobre las tendencias de tu industria, herramientas disponibles y cómo implementarlas según tu necesidad. No es necesario comprar grandes softwares o pagar asesorías caras que te van a decir cómo usar una herramienta gratis, en vez de eso, ve a YouTube con los términos claros para aprender sobre lo que más te va a agregar valor.
Si aún no sabes cómo usar estas herramientas para avanzar en tu negocio, automatizar tus procesos y enfocarte en generar valor para tus clientes, contáctanos para un diagnóstico y asesoría sin costo.